Atlético 2-0 Getafe
La seriedad rojiblanca solventa la papeleta. El Getafe se mostró inoperante durante todo el encuentro. Marcaron Ardá y Adrián.
Segundo en la liga y con la clasificación para deiciseisavos
de la Europa League en el bolsillo, recibía el Atlético al Getafe en el
Calderón, con más de uno poniendo en duda la fiabilidad de los rojiblancos. Es
curioso, pero un accidente en Mestalla y una derrota en Coimbra con el segundo
batallón, es suficiente para olvidar 23 partidos sin morder el polvo y poner en
entredicho un proyecto. Sabemos que el fútbol no tiene memoria, pero algunos la
tienen cual animal vertebrado acuático.
Simeone ponía de inicio toda la carne en el asador con
Adrián, Raúl García y Ardá por detrás de Falcao. Los ingredientes parecían los
idóneos para solventar la papeleta y ofrecer un buen espectáculo a una afición
rojiblanca con cierto color cafetero. Seis mil aficionados colombianos copaban
las gradas del fondo norte deseosos de ver a su ídolo. No hubo espectáculo pero
sí victoria colchonera.
El Getafe de Luis García tan irregular como peligroso no
compareció en el Calderón. Es un arma de doble filo, una plantilla joven y no
exenta de calidad, que es tan capaz de pintarle la cara a cualquiera como de no
dar señales de vida en 90 minutos. Su escasa fiabilidad le acerca al abismo.
Todo lo contrario que los rojiblancos,
siempre competitivos, siempre rocosos, siempre solidarios. Con estas premisas
como base de tu patrón de juego tienes mucho camino hecho.
En un encuentro atropellado y de imprecisiones en el juego
fue el Atlético el que impuso su dominio y poco a poco fue encerrando a un
Getafe incapaz de salir de su campo. Con Turán ejerciendo de líder ofensivo, las
apariciones de Adrián a cuentagotas y las llegadas por banda de Filipe Luis y
Juanfran eran suficientes argumentos para rondar el gol de la portería
visitante. En uno de los numerosos desbarajustes getafenses, un centro de Falcao al segundo palo fue rematado por Adrián como de costumbre, al muñeco, pero el benévolo rechace de Moyá lo aprovechó el asturiano para marcar el primero.
Ni con esas espabiló el conjunto azulón que recibió el segundo gol al borde del descanso obra de Turán. El turco, tras un rechace en su brazo, sacó partido de la parálisis temporal de la zaga getafense para batir con comodidad a Moyá. Minutos antes en el área visitante, Valera casi se lleva a Falcao a su casa ante la permisividad del colegiado, una más sobre el Tigre.
En la reanudación no hubo mayor historia que el plácido dominio local que se traducía en alguna ocasión clara que pudo aumentar la renta. La inoperancia ofensiva visitante quedaba patente cuando cada ataque moría en los pies del orden defensivo colchonero. Una vez más Gabi ofreció trabajo, Mario equilibrio defensivo y la pareja de centrales una clase de anticipación y solvencia. No en vano, el Atlético es el equipo al que menos ocasiones crean de la liga. Esta estadística también tiene su mérito.
Sin sustos, ni sobresaltos, se llegó al final de un encuentro con poca historia pero con cierta trascendencia. El Atlético consiguió los tres puntos en un duelo en medio de un ambiente de examen con sabor a reválida, que creo yo, sigue siendo fruto del derrotismo instaurado en la última década entre los aficionados y que parece no haber desaparecido tras los éxitos recientes. Cosas del fútbol. Cosas del Atlético
Jorge Paz
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